La Asociación Americana de Ortodoncistas recomienda que la primera vista al ortodoncista se realice antes de los 7 años. Esto se debe a que a esa edad ya han erupcionado los primeros molares y se ha establecido la relación de mordida. En muchas ocasiones no se requiere tratamiento en esta etapa, sin embargo en otros casos se necesita una intervención temprana para corregir problemas que de lo contrario resultarían difíciles de corregir en etapas posteriores del crecimiento.
Un tratamiento temprano da la oportunidad al ortodoncista de:
Redireccionar el crecimiento de los maxilares.
Preservar o ganar espacio para los dientes permanentes.
Reducir las posibilidades de dientes impactados.
Armonizar el ancho de las arcadas.
Disminuir el riesgo de trauma en dientes protruidos.
Corregir hábitos orales dañinos.
Mejorar la estética y la autoestima.
Usualmente entre los 11 y los 15 años es el mejor momento para realizar los tratamientos de ortodoncia por varias razones:
Alrededor de los 12 años la mayoría de los dientes permanentes ya han erupcionado y esto permite corregir todas las malposiciones dentarias, evitando así tratamientos posteriores.
El ortodoncista puede aprovechar el pico de crecimiento que sucede a esta edad para posicionar los maxilares y los dientes correctamente.
El metabolismo típico de los adolescentes puede ayudar a reducir el tiempo de tratamiento y la incomodidad que puede producir el mismo.
El metabolismo típico de los adolescentes puede ayudar a reducir el tiempo de tratamiento y la incomodidad que puede producir el mismo.
Cada vez más adultos procuran recibir tratamientos de ortodoncia para mejorar sus sonrisas. Alrededor de un 25% de los pacientes de ortodoncia son adultos. Este incremento se debe a las exigencias estéticas de la sociedad moderna y a las alternativas de tratamiento diseñadas especialmente para adultos que se ofrecen en la actualidad.
Contrario a lo que mucha gente piensa, no hay peligro en utilizar aparatos de ortodoncia en adultos. El proceso mediante el cual se mueven los dientes se puede producir en cualquier momento de la vida, por tanto no existe límite de edad para mejorar la sonrisa.
Aparte de los cambios estéticos, el tratamiento en pacientes adultos puede producir beneficios funcionales y periodontales significativos que disminuyen la posibilidad de desgastes dentarios, pérdida ósea, caries y dolores articulares.